Los teólogos de Bizancio ganaron justa fama de sutiles: escrutar la naturaleza angélica o indagar en la vida intratrinitaria eran cuestiones que exigían un ánimo bien dispuesto para la disquisición.

Sus agonías morales son sin embargo motivo de irrisión cuando uno imagina el vértigo existencial del diputado medio de las CUP cada mañana ante su armario: ¿qué camiseta con mensaje elijo hoy? ¿Estamos celebrando el aniversario de Víctor Jara, o la semana mundial por la pesca sostenible? Sin duda, el de vestirse ha de ser un trámite angustioso cuando de nuestra ropa dependen cuestiones de tanta trascendencia como la solidaridad con el Kurdistán o el pueblo saharaui.

 

 

Ignacio Peyró
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